Viernes de la decimosexta semana del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Mateo 13,18-23.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende,
le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron al o largo del camino.
Lo sembrado sobre el terreno pedregoso no pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría,
pero como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.